Decir algo nuevo de Ferran Adrià a estas alturas sería casi imposible si no fuera porque él mismo continúa reinventándose, movido por la insatisfacción que caracteriza a los grandes genios.

La revolución que desató le convirtió en el principal icono de la cocina española de vanguardia. Su rostro ha sido portada en algunos de los más importantes medios de comunicación internacionales: El País (1999) lo proclamó “El mejor cocinero del mundo”; The New York Times (2003) afirmó que era el protagonista de una “Nueva nouvelle cuisine”; Le Monde (2004) lo apodó “el alquimista”, y la revista Time (2004), lo incluyó en la lista de los 100 personajes más influyentes del mundo.

Su restaurante, elBulli, estuvo considerado durante años el mejor restaurante del mundo. El mito no se construyó en un día. Fue una historia de más de dos décadas de trabajo, esfuerzo y superación, que en 2011 cerró sus puertas. En 1990, Ferran Adrià, su hermano Albert, Juli Soler y todo el equipo, comenzaron a soñar nuevos caminos para la alta cocina, fieles a la máxima “crear es no copiar”. Así surgió un nuevo método de trabajo y un puñado de técnicas revolucionarias que han cambiado la forma de trabajar de miles de profesionales en el mundo. Deconstrucciones, espumas, aires, gelatinas calientes, liofilizaciones, “sferificaciones”, encapsulados... Nuevas elaboraciones para un nuevo universo de sensaciones culinarias.

Hoy el reto de Adrià y de parte de su equipo con el que sigue trabajando en por un lado dar forma al proyecto deelBulliFoundation y por otro poner en marcha la Bullipedia que será el mayor compendio de conocimiento culinario jamás conocido.